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Desde el día en que los saqué de Egipto hasta hoy, les he advertido insistentemente a sus antepasados que me obedezcan. Pero ellos no me escucharon ni me prestaron atención, sino que se mantuvieron en la terquedad de su corazón perverso. Les ordené que cumplieran ese pacto, pero ellos no quisieron, por eso yo les envié todos los castigos que se mencionan en el pacto”».

Luego, el SEÑOR me dijo: «Se ha descubierto una conspiración entre los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.

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